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Mostrando entradas de 2014

RECUERDOS DE UN AÑO

  A diciembre le quedan apenas horas, el tiempo se lo lleva, el año en el recuerdo se queda. Hoy, quiero dedicarte mis letras… Un año entero “DERRAMANDO SENTIMIENTOS”, desahogando emociones, llorando, riendo, viviendo. Como un amor silencioso, nos hemos encontrado tú y yo en este espacio. A solas, sin vernos, sin tocarnos, con miradas sin ser vistas, con pensamientos que no llegué a descifrarlos. He cumplido un año y miro mis estadísticas asombrado y me pregunto, qué hago para que me visites de vez en cuando. Todo comenzó cuando te hablé de mi gran amor “AL REY DE LA FIESTA” y seguidamente te mostraba mi preocupación por “LA FIESTA ACTUAL”. Ante esos hombres que se visten de luces me quitaba el sombrero, para ellos, los “TOREROS, MI ADMIRACIÓN Y RESPETO”. Como también para esos novilleros que defendieron con sus vidas la Tauromaquia, esos “HÉROES DE LA SANTAMARÍA DE BOGOTÁ”. Y no sé si te acordarás cuando te conté mis viajes por la geografía taurina, desde

MI QUERIDA DUQUESA.

  “Si hay que morir que sea en Sevilla”. Sevilla es mucho Sevilla, la ciudad que huele azahar, la que cadenciosamente baila al son de las aguas del Guadalquivir, la que mira a la Maestranza desde Triana para emocionarse con una Puerta del Príncipe o la que se engalana para disfrutar de sus fiestas más populares. Sevilla, el amor más profundo de la Duquesa de Alba, en estos días llora hasta con el repique de sus campanas. Su Sevilla del alma, la que llevaba en el corazón tatuada porque alardeaba orgullosa de ser, sin serlo, sevillana.   Mi querida Duquesa, flamenca y torera, de la feria de Abril y la Semana Santa, de las costumbres y tradiciones, monárquica y conservadora, al mismo tiempo, de espíritu libre. Romántica a no poder más, el amor la parte de su vida fundamental, amante del arte, sencilla, moderna, risueña, alegre, luchadora, solidaria y tantas, tantas cosas más…   Lo confieso abiertamente, soy fan de Doña Cayetana, la admiraba y la respetaba porque me

LÁGRIMAS AMARGAS

Escribo en caliente, con lágrimas amargas, con latidos que por seguir latiendo ni hacen ruido. Escribo en silencio, en plena soledad, en el momento más triste en el que he escrito. Escribo encogida, con un llanto que se escucha solo, en mi interior, para dentro. Incapaz de salir o saliendo por cada poro de mi cuerpo. En mis venas corre el manzanarismo, creo que en mi ADN venía metido, y  llorar es el único consuelo que encuentro en este vacío. Sabía que mi espalda no estaba para ese gran esfuerzo pero mi corazón me pedía a gritos que lo intentara y sin pensármelo decidí pincharme para no notar el dolor físico y coger el primer tren que me llevara a Alicante. No me importaba nada, solo llevaba un sentimiento que era más fuerte y podía a cualquier impedimento. El tiempo, pareció querer detenerse. Me quedé parada, inmóvil, bloqueada frente a la capilla. Por mi cabeza pasaban muchos momentos y hasta el privilegio, pese a mi edad, de haberlo visto torear en directo y hab

VISTALEGRE, UN SUEÑO.

Me encuentro tras la ventana contemplado como llueve, como el agua corre por las calles en busca de un agujero donde colarse, por donde dejarse llevar, por donde desaparecer… A la misma vez estoy perdida en una lluvia de pensamientos, cada uno sobre un momento pero todos sobre el mismo día. Un día que no fue soñado ni pensado, un día que la vida me regaló. Todo comenzó con un tweet que me nombraba como una de las ganadoras del concurso promovido por el torero Julián López "El Juli" y cuyo premio consistía en ir a Vistalegre a verle. Aquello, me hizo pegar un grito de alegría y empezar a soñar. Era ya, al día siguiente Madrid me esperaba, mi debut en Vistalegre de la mano del Juli, las entradas, una corrida que llevaba el título “The Maestros”, cuántas cosas pasaban por mi cabeza en un segundo, quién me iba a mi a decir que iba a acabar mi temporada así... Tempranito pusimos rumbo a Madrid y al llegar al hotel entré de pleno en ese maravilloso sueño. Conoce

HISTORIA DE UNA DESPEDIDA.

  Era mi última tarde, mi último momento, mi último viaje. Era un día raro, quizá hasta desde su comienzo fuera nostálgico. Te esperaba, no quería que vinieras y a la vez lo deseaba, sentía que ese instante, al estar frente a ti, se iba a marchar demasiado rápido, con prisa, sin tiempo a saborearlo. Te miré y, si más, surgió un profundo abrazo. De esos abrazos que dejan huella cuando llegamos pero aún más cuando nos vamos, al recordarlo. “Mírame a los ojos y escúchame, mi corazón quiere hablarte”, fue la frase que hizo de preámbulo a un discurso donde mis latidos explotaron,   las lágrimas brotaron y los sentimientos se derramaron. Torero, me despedí emocionada porque otra temporada más había construido a tu lado mi historia. Una historia escrita tarde tras tarde, tú desde el ruedo y yo desde el tendido dejándome llevar por tu toreo tan sentido. Ha habido encuentros que hacían realidad mis sueños, detalles que no tenían precio, distancias que no eran impedimento para sen

HÉROES EN LA SANTAMARÍA DE BOGOTÁ.

Ayer desperté con una gran noticia: la Corte Constitucional Colombiana fallaba en su sentencia a favor de que la Plaza de Toros de la Santamaría de Bogotá volviera abrir sus puertas para dar espectáculos taurinos. Una sentencia que dejaba libre a la libertad que, una persona con poder político, quería encarcelar. Han sido alrededor de 29 días los que los novilleros colombianos han pasado en huelga de hambre para conseguir esto. Suena duro, seco y hasta duele. Duele ver como se cosieron la boca literalmente, no solo para que en ella no entrara comida, sino como símbolo de que sus palabras eran mudas, no tenían sonidos ni voz porque no querían ser escuchadas. Les desfallecían las fuerzas pero ahí seguían y seguían, dejándose la vida fuera del ruedo, a las puertas de su plaza, por luchar por jugársela dentro, delante de la cara de un toro. Sus valores los defendieron con valentía, honestidad y mucha verdad. Qué importancia tiene el valor de luchar por nuestros sueños, e

SINFONÍA TORERA

        Cuando el bravo toro de Zalduendo y el maestro José María Manzanares se unieron, anochecía en el Puerto de Santa María, la luna aparecía llena de luz, una luz que iluminaba por sí sola todo el ruedo. En el ambiente se palpitaba por bulerías, mientras, en la arena, al son del pasodoble “La Concha Flamenca”, extraordinariamente interpretado por la Banda del Maestro Dueñas, el toreo se convertía en una sinfonía torera. Todo fluía, avanzaba, brotaba, surgía. Era un baile acompasado y cadencioso, donde el torero mecía las embestidas del toro con empaque, elegancia y armonía.   Fotografía de mi querido amigo Paco Gallardo Se hacía el silencio, roto por olés profundos y eternos. De fondo, el solo de un músico que acariciaba acordes con su instrumento. A los muletazos templados y lentos se unían remates toreros, en los derechazos retenía el tiempo, en los pases de pecho levantaba al público de sus asientos. Ritmo, compás, suavidad y v

GRACIAS PASIÓN TAURINA.

  Cuando llego a Santander todo es distinto, hasta la temperatura. Allí, al tiempo le gusta ser cadencia, horas que corren, minutos que se detienen sin apenas darme cuenta.   Llegué al aeropuerto llena de incertidumbre por saber si alguien me estaba esperando. Para mi gran sorpresa, estaba mi querida Peña ondeando la bandera. Desde ese instante, la emoción comenzó a recorrer mi cuerpo, la alegría brotaba en cada abrazo, en cada momento.         Esa misma tarde, la corrida de toros programada era de las más importante para todos nosotros puesto que uno de los componentes del cartel era nuestro torero José María Manzanares. Los nervios revoloteaban entre nosotros y la ilusión por vivir una gran tarde de toros se hacía patente en cada comentario, después, solo Dios sabía lo que nos depararía la tarde...       En el tendido el ambiente era extraordinario, rodeada de buenos aficionados y grandes amigos, la tarde se me pasó en un abrir y cerrar de ojos.

QUÉ GRANDE ES ESTE SENTIMIENTO.

Dicen que los mejores sueños ocurren cuando estás despierto, cuando ves con claridad que ese sueño es realidad, que lo puedes tocar, sentir, acariciar. Aquella tarde me dejé guiar por los latidos de mi corazón, decidí seguir sus pasos, no tenía nada planeado. Me llevó hasta el túnel que une el ruedo con el exterior de la plaza, un lugar donde las emociones se palpan y se desbordan, hasta parecen más sonoras por el eco que guardan sus paredes.   Allí estaba, rodeada de multitud de personas, quizás guiadas por el corazón como iba yo, quizás llevadas allí por presenciar el inigualable momento que es ver salir a hombros al héroe de la tarde, al torero. Sin más, al abrirse las puertas que dan al ruedo, mi corazón comenzó a palpitar, lo sentía, lo intuía, lo esperaba.   De nuevo, entre tanta gente, nuestras miradas se cruzaron al mismo tiempo que nuestras manos se juntaron. Esta vez, fueron ellas las que propiciaron el diálogo. Un diálogo mudo, escrito en versos cal

TOREROS, MI ADMIRACIÓN Y RESPETO

  Fotografía de Héctor Rey   Es tarde, lo sé, pero mis palabras se enmudecieron esta tarde y ahora ya no saben ni que contar. Grito al aire preguntas y recibido silencios por respuestas, no sé explicar lo que siento, o quizá, estoy en un punto que ni sé lo que realmente siento. Si digo que no he llorado, estoy mintiendo; si digo que me duele, sincera estoy siendo. Sé que así es el toreo pero no puedo dejar de sentir miedo. Hoy, en Las Ventas, se derramó sangre en la arena, sangre de hombres que no sé de qué están hechos por dentro, de algo más que yo seguro, de algo más que carne y huesos. Todo fue amargo, nada regalado, porque así lo quiso el toro o el destino lo tenía preparado, quién sabe. Apostar a perder o ganar, tirar la moneda al aire para ver si sale cara o cruz, apretar el corazón para que no se disparen los latidos, luchar por un sueño con forma de triunfo conseguido. Creemos que el toreo es muy sencillo pero entre lágrimas empañando mis sentimientos reflexio

DÁMASO GONZÁLEZ, MAESTRO.

Desde pequeña rondaba su figura por mi casa, no había tertulia taurina donde   su nombre no fuera pronunciado, su valor y temple eran las bases de los comentarios, no hubo ovación que no me fuese contada ni faena que no me fuese relatada, una a una, sin olvidarse ninguna. Pareciera que estuvieran grabadas y fuera imposible borrarlas de la memoria de dos veteranos seguidores con el alma todavía anhelando aquellos tiempos. Sentada en medio de los dos, escuchaba los viajes en Vespa de una provincia a otra, de Alicante a Murcia, pasando por sus taurinos pueblos hasta llegar a Albacete, la ciudad del Maestro. Me mostraron pañuelos y gorras con su nombre escrito, entradas llenas de historias, carteles llenos de memoria. Tantas y tantas veces he escuchado el mismo diálogo, “te acuerdas cuando cortó el rabo en aquella plaza o cuando se metió entre los pitones de aquel enorme toro o cómo acariciaba su embestida con la muleta o de esos naturales eternos o de las estocadas sin puntill

SENTIRSE COSTALERO.

Imagen extraída de Internet Enmudeció la garganta saetera al cerrarse el balcón donde nacía la voz y hasta las aves volaban tristes, sin saber que dulce melodía cantar. La Semana Santa acabó, como acaban los sueños al despertar aunque durante estos días despertar era sinónimo de sueño. Cómo voy a extrañar ese ruido de las zapatillas de los costaleros, los suspiros que dentro de sus pasos se escuchaban hondos, las “levantás” que tocaban el cielo, el olor a incienso perfumando la primavera, las hermandades haciendo su estación de penitencia.   Te puedo contar que me sumergí en un barrio, sencillo pero muy sentido, de valientes costaleros, de tronos con la emoción unida a sus varales, de balcones engalanados con flores y de un sentimiento contagioso que cada año hace que esté de nuevo allí para volver soñarlo.     Miré a la Madre de Dios, con sus andares de Reina, para que mis ojos perdidos en su mirada, iluminada por la cancelería, fueran encontrados.

DIÁLOGO ENTRE MIRADAS.

 Fotografía: Joserra Lozano  Como siempre aguardaba con nervios el ansiado momento. Parada en la puerta de la capilla, pensaba como regresar al pasado, a aquella despedida que me había marcado tanto en el mes de septiembre, para seguir viviendo el presente como una continuación sin la existencia del paréntesis invernal. Habían pasado seis largos meses de la última vez y la espera esperaba dejar de serlo de un instante a otro para convertirse en realidad. Parecía que mi reloj estuviera estancado en unos minutos que pasaban más lentos de lo esperado, el puntero bailaba con su tic-tac característico al compás de los latidos del corazón, que consiguieron coger el ritmo de aquel melodioso sonido.   A mis espaldas la multitud me arropaba entre murmullos de ilusiones; yo, en cambio, seguía inquieta moviendo las piernas temblorosamente en un mundo ajeno al que me rodeaba. Alcé la vista y divisé policías, vi cámaras de mano y de televisión, escuché vítores y ap

LA FIESTA ACTUAL DUELE

  Estamos en febrero y poco a poco, con el paso de los días, se van anunciando carteles para la reciente temporada. A pesar de que el invierno no ha acabado, los ecos de todo lo acontecido en él resonaran en múltiples ocasiones durante los próximos meses. Un invierno que duele por sus múltiples polémicas, discusiones, comunicados y un sin fin de cosas que lo han marcado a fuego y es difícil olvidarlo. Duele leer artículos taurinos que parecen escritos más bien por antitaurinos, escuchar cómo los aficionados pedimos unión cuando nosotros mismos no nos entendemos, ver cómo nos destruimos sin la necesidad de buscar excusas fuera de nuestro ámbito y sentir que la Fiesta nos la cargamos desde dentro. El panorama actual duele: al ver cómo los novilleros se estrellan ante novilladas sin opciones, como los triunfos ganados en la plaza son olvidados en los despachos, ver que cada vez son más desorbitados los pliegos de condiciones para arrendar una plaza o, por si faltab

AL REY DE LA FIESTA.

 Imagen extraída de Internet.   Entre las sombras de mis sueños lo encuentro, será porque llevo anhelándolo desde hace tiempo y mis ansias por verlo me hacen imaginármelo hasta en sueños. Quedan días para que dé comienzo la temporada y yo sigo, desde que acabó la pasada, pesando en él como si celosamente quisiera ocupar todos mis pensamientos. Lo busco, lo encuentro, se marcha, desaparece en silencio, vuelve a rondarme, lo siento dentro. A veces es de pelo negro con los pitones blancos, otras colorado, castaño o cárdeno. Es alternante en pelajes al igual que en encastes. No siempre es el mismo, aunque sí el mismo de siempre. Es fugaz como el viento pero a la vez noble como el cariño de un beso, me produce ternura sin perderle el respeto. Su mirada es incierta y con su olor me desvelo, escucho sus mugidos, con él siempre existe el riesgo. Lo veo galopar por las dehesas y enloquezco y al verlo parado bajo una encina su reata y su historia me vien