SILENCIO POR UN TORERO

(Desconozco al autor de la fotografía)

   "Siempre pensé que la vida la viven los cobardes y la disfrutan los valientes, aunque a veces el precio sea demasiado caro"

VÍCTOR BARRIO

No creo que en el juego de las palabras hayan suficientes o las exactas para descifrar lo que siento. Busco las justas, ni más ni menos, pero me faltan y me sobran todas al mismo tiempo. Escribo en presente porque lo ocurrido ayer olvidarlo no puedo. Una frase que parte el corazón: “Ha muerto un TORERO”. Al pronunciarla suena desgarradora. Al escribirla, los dedos quedan inmóviles en el teclado del ordenador. Cala tan profundo como caló el pitón certero del toro de los Maños, llega tan hondo como el dolor que, como persona y aficionada a la Fiesta, siento. Teruel fue el escenario de un trágico acontecimiento. Nunca hubiese querido escribir este post.

Ahogo mi tristeza en unas letras más negras que nunca, sin eco, sin color. Era 9 de julio. Una vez más, una enfermería se convertía en templo de rezos y lamentos pero esta vez sin salvación, con el desconsuelo rozando el instante, con la conmoción dejando en shock el momento. Lágrimas amargas, injusto preciso momento que quema el alma por dentro. Quien fuera Lorca para contar esto con sus versos de “Llanto por un torero”, cómo olvidar a estas horas a Yiyo frente a Burlero. ¡Qué duro es esto! La cara y la cruz de una misma moneda, la gloria y la tragedia, el toreo es grandeza. 

Y verdad, la verdad que cada tarde se pone frente a nosotros, tapada pero sin dejar de mirarnos, siempre ahí, al acecho para cuando menos se espera saltar a nuestro encuentro. A veces se nos olvida que en el ruedo se muere de verdad, que un torero se enfrenta a un toro para crear arte sin trampas ni cartón, ni existen mentiras ni verdades a medias. Existe una única verdad: la vida y la muerte en el ruedo bailan un mismo baile, escriben el mismo verso, acarician el mismo lugar y momento.

Qué pocos son capaces de dar la vida por un sueño: el de querer ser torero. Luchar por él sin rendirse, entregarse, dejarse el cuerpo y el alma, vivir por y para él. El torero es un héroe vestido de luces, envuelto en alamares de pasión, con machos que aprietan el miedo, con un corbatín que ahoga más de un momento, con un corazón que vuela tan alto como son sus ansiados sueños. Les mueven sinfín de ilusiones, viven con intensidad, mueren de verdad. Mi eterna admiración y respeto para ellos.

La noticia fue y es un desagarro que rompe por dentro y duele, a todos, nos duele porque en el ruedo se fue uno de los nuestros. Un hombre esbelto vestido de grana y oro. Un TORERO.

¡Qué tu recuerdo nunca muera! ¡Qué la gloria te sea eterna!

Va por ti, Víctor.

Mi silencio. Silencio por un TORERO.