“De momento, sigo levantándome por las mañanas, miro para arriba y digo, ¡gracias Jefe, un día más! Y así seguiré hasta el final” - Francisco Cano.
Y el final llegó. Llegó en temporada, cuando las plazas de toros están en su máximo esplendor de ferias, de corridas, de aficionados que vienen y van, de tantos soñadores kilométricos que en las carreteras de esta España de piel de toro sueñan miles de faenas por presenciar. Llegó el final, bien vivido desde el comienzo, a su manera pero con una especial filosofía de vida que ya quisiéramos muchos para nosotros. A Cano le llamó "El Jefe" a sus 103 años y, con él, se fue la historia viva de la Tauromaquia, se convirtió en la leyenda inmortal, ya nada será igual.
Cuando el portón de cuadrillas se abra y los toreros pisen el ruedo, ¡quién no le va a recordar! Con su cámara al cuello, su gorrilla blanca escrita con tinta sagrada, su paso ágil pero acompasado y templado, tan torero en andares como en pensamientos. Ay, Canito, aunque para muchos sea el momento, para nosotros, los taurinos, sigue siendo tu marcha demasiado temprana.
Recordaré siempre su simpatía, el "corre que los años pasan y te quedas sin foto conmigo", las vivencias con Manolete, aquellas fotografías de la última tarde de Linares que dieron la vuelta al mundo, los rasgos tan bien descritos de Ava Gardner, la importancia que le daba a la presencia de Hemingway y Orson Welles en una tarde de toros, el cariño a los toreros actuales... En mi quedaran los momentos vividos a su lado, como aquel día que vino a mi pueblo a inaugurar una exposición suya y nos regaló su tiempo contándonos miles de historia de un siglo que pocos han podido disfrutar como él. Todavía recuerdo la emoción en sus ojos tras los brindis recibidos en su Alicante del alma. Imágenes que se quedan en la memoria guardadas.
Espíritu joven y libre. Bohemio y soñador. Taurino por amor y pasión. Fotógrafo incansable del muletazo perfecto, de mujeres guapas o del momento de recuerdo. Leyenda de la Tauromaquia, anecdotario viviente. Cada vez que miremos al cielo le enviaremos un beso a las estrellas, sabemos que en una de ellas, estará usted fotografiando en los ruedos del cielo grandes faenas.
Cano. Gracias y hasta siempre. Fue un privilegio conocerle.
Fotografía realizada un 29-6-2007 |
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