Torilero, hoy vengo a ti para que me abras de par en par a
mi na más el portón de chiqueros. Hoy
vengo dispuesto a cumplir mi sueño. Si yo te contara…
Torilero, caminando hacia tu puerta voy, lleno de angustia y
miedo porque no sé qué aguardas, si es el triunfo o el lamento. Una cosa sí te
digo, tengo valor para plantarle cara al de los rizos negros. De rodillas,
frente a ti, aguardo mi futuro incierto porque los sueños me hacen grande y
recuerdo como desde niño sentía que hasta las sábanas de mi cama tenía vuelo y
simulaban un capotillo inquieto por salir al albero. Vengo dispuesto a dejarme
lo más preciado que tengo, mi vida la pongo en juego solo por mi anhelo, querer
ser torero.
Torilero, abre el portón de los sustos para que en mi capote
se conjuguen el arte, la belleza, la pasión y el riesgo de esta fiesta que es
tan grande y se siente tan adentro. Y si me arranca el vestido que mi madre con
tanto cariño me ha zurcido, después de un buen recibo, no me importa, si la
gloria yo la he conseguido.
Torilero, que llevo el veneno metido en mi cuerpo y sacarlo
no puedo. Que al contarte lo que siento mi alma revolotea entre aplausos y
versos, ya veo la plaza puesta en pie,
escucho los olés, la emoción no la puedo contener. Yo te espero sereno, aferrándome
a mis miedos y sueños.
Torilero, ha llegado el momento, de encontrarnos solos en el ruedo. Cuando quieras, yo estoy listo, para que abras el portón de los sueños… ¡Abre las puertas del cielo! ¡Abre tú ya los chiqueros!.
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