Ir al contenido principal

DE NEGRO Y AZABACHE.

 

De negro y azabache vino al encuentro. Un encuentro con la luz, tras un invierno viviendo en la oscuridad de la soledad del duelo. De catafalco, de luto, de pasión, de sentimiento. De dolor y recuerdo. Todo oscuro, sombrío, apagado, sin luz. En penumbra. A su vez, era hombre y torero.

 

Un Torero que vistió de negro su alma herida para entender que al mismo tiempo que una vez la sintió morir, esa tarde la llenaba de vida. Una vida con un recuerdo inmortal dentro que perdurará hasta el resto de sus días. Una vida que murió y nació de nuevo simultáneamente en aquel instante en el que el reloj decidió parar las manillas del puntero para buscar lo eterno.

 

El capote de paseo que abrazaba su cuerpo, protegiéndole del miedo, era todo un misterio, también, de color negro. Lo acobijaba de sus emociones, resguardaba un corazón encogido por la sensibilidad del momento. Salió al ruedo, así, vestido de negro por fuera y por dentro. Porque en su interior había fe, nostalgia, admiración, añoranza, recuerdo. Caminaba lento, saboreando cada paso de un paseíllo, que sin ser el primero, era el primero de otra época, otra vida, otro tiempo.

 

Aquella tarde, el Torero no podía contener la emoción, y sin más, las lágrimas afloraron por sus mejillas ante la ovación sentida, tributada por todos los aficionados presentes ese día. La plaza rota, lloraba al mismo tiempo, porque da lo mismo que lo mismo da cuando todos lloramos por un mismo sentimiento.

 

Al atardecer, pasadas las siete y tras cruzar el umbral de la puerta grande, el Torero había dejado en el ruedo un trocito de su alma envuelta en un toreo cadencioso, en un cambio de manos que fue tan infinito como eterno. Minutos después, al verlo, emanaba una luz especial en sus ojos.

 

 
Fotografía: Teresa Quinzá.
 

 

Eliana Abellán Sánchez (@Eliana_Abellan)


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

A MI BANDERILLERO CURRO JAVIER:

  Vuelvo al mismo punto de partida, la soledad. Sin excusas me acompaña una día más. Dicen que comenzamos a escribir desde que algo comienza a dolernos. No sé si será verdad pero, aquí estoy, de nuevo, intentando desahogar cada latido que siento en el pecho.   Hay decisiones que duelen. A veces me preguntó el por qué tanto. Lo entiendes, sabes que puede pasar, pero en el fondo no quieres. La vida sigue su curso, es como el río que fluye entre aguas que buscan nuevos caminos por abrir, nuevas metas y destinos. Las ilusiones renacen, los sueños impacientes vuelan como el aire.   Escuchas un “me voy, es el momento de cambiar de aires” y parece que automáticamente todos los recuerdos se amontonan en la mente. Así, sin más, uno detrás de otro, sin descanso, sin olvido, hasta se oye el eco de lo acontecido. Y, es inevitable llorar aunque, al mismo tiempo, la felicidad de lo vivido te haga sonreír sin parar. Cuántos momentos juntos, de risas, de tristezas, de ovaciones ded

QUERIDOS REYES MAGOS:

Imagen de google. Este año no quiero juguetes ni regalos caros, tampoco con esta carta quiero pediros demasiado, sé que en estas fechas tenéis mucho trabajo. Perdonar la letra, todavía no tengo suficiente práctica en reglones rectos y párrafos perfectos. A estas horas, todos andan ilusionados y contentos, y hasta nerviosos por vuestra llegada desde Oriente.   Quiero pedir para conseguir que el mundo sea más mundo y humano, que no se aprieten los gatillos de las armas, que las bombas no hagan ruido, que no hayan fronteras entre los Estados, que todos seamos bienvenidos. Yo tan solo quiero para el hombre un poco de cordura para así acabar con tanta locura, un silencio que apague gritos, unas palabras que alcen la voz para callar miedos y establecer diálogo, que el terror no tenga cabida en nuestro entorno, que entre hermanos haya cariño infinito. Majestades, quiero pedir ilusión para el que no tiene ganas de vivir, fuerza para el que le flaquean los cimientos, s

OCTAVIO, DÉJAME CONTARTE...

Es el momento de escribirte. Ahora que ya todo es pasado, que todo llegó a su fin. Ahora que el frío irrumpe en un almanaque que empieza a recopilar las vivencias de sus días. Ahora que ya echo de menos la primavera que da comienzo a toda esta aventura. Ahora que todo son balances, enhorabuenas y recuerdos, tiempo de descaso y nuevos proyectos. Es el momento de escribirte. Es ahora cuando siento la necesidad de hacerlo, quizás sea una deuda pendiente, quizás sea justicia, quizás ni justificación tenga, pero, hoy que es un día cualquiera y ya ni los olés suenan, he decido abrir este blog que estaba cerrado sin traspaso para derramar mis sentimientos, esos que tantas tardes de esta temporada he derramado a tu lado. Octavio, déjame contarte… De ti he aprendido que a ganar se aprende perdiendo, a crecer ante las adversidades, a no fallarse a uno mismo, a seguir la senda que marcan los principios. Por ti sé que el miedo está siempre presente