Te escribo ahora que al otoño ya se le caen las hojas del calendario, que el verano quedó en el pasado, que la primavera seguirá siendo siempre un eterno sueño futuro. Te escribo ahora que Zaragoza ya ha pasado, poniendo punto y final a una temporada que es historia, que lleva tu nombre, tu sangre, tu toreo. Te escribo porque sentía la necesidad de hacerlo, porque te lo debía, y te seguiré debiendo momentos, porque a pesar de que este texto lleve letras de despedida, te seguiré esperando cuando florezca, de nuevo, la temporada por el mes de marzo. Te escribo a pecho descubierto, con la verdad de mis sentimientos.
Si tú supieras…
Me enseñaste que la constancia y el esfuerzo son las claves del éxito, que el triunfo es un momento de gloria, al cual cuesta llegar, pero demasiado efímero y pasajero. Aprendí de ti que la humildad es la única vía para conseguir cada logro, que la verdad se antepone a la mentira, que todo vale la pena por mucha lucha que tenga. Me mostraste que tras muchas caídas siempre existe una fuerza interior que te levanta, te empuja a seguir, te arrastra. Te admiro y te respeto.
Si tú supieras...
Hubieron tardes en las que tuve la sensación de mirar de frente a la derrota, sin serla, y otras en las que abracé un triunfo, que sin ser mío, lo sentí como propio. Sentí que vivir podía, en una plaza de toros, donde todo cobra todavía más vida. Y te vi, te vi sonreír al salir de una tanda y llorar cuando la mala suerte te acechaba, te vi rugir como una fiera y con magulladuras pasear tu alma por la arena. Te vi deshecho, roto, ensombrecido, triste y decaído pero con una satisfacción interior que muy pocos supieron verla, te vi valiente y heroico, templado y profundo, poseído e inspirado, puro, muy puro.
Si tú supieras…
No solo me enseñaste, me dejaste ver y sentir sino que por si fuese poco, me abriste las puertas de una familia, tu cuadrilla. Desde aquí, infinitas gracias a Curro Vivas, Víctor Hugo “Pirri”, Vicente González, Titi, Álvaro y Eva, pero muy especialmente a Juanvi, por tenderme la mano y facilitarme todo lo que me proponía; a Pedro Iturralde, por sus inolvidables tercios pero sobre todo por aconsejarme y apoyarme en uno de los momentos más claves de mi vida; y a Azuquita, por todo su cariño, por creer en mi y trasmitirme su fuerza cuando el miedo quiso ser parte de mi meta. Sin embargo, tampoco quiero olvidarme de la que me puso en vuestro camino, Rocío es de esas personas difíciles de encontrar, un tesoro llamado amistad.
Cuántas personas y momentos, ¿verdad, Torero? Todo envuelto en ti, por ti, para ti. Así que, las gracias más grandes son para ti, por tu inmejorable trato a esta aficionada que hoy te escribe, por tu temporada, por tu verdad, por tu honestidad, por todo y por tanto, pero sobre todo y ante todo por tu toreo.
Te espero en la temporada que viene con la misma ilusión, las mismas ganas de comernos el mundo, con una sobredosis de positividad y con el convencimiento de que todo lo mejor está por llegar. Con abrazos nuevos, con instantes para sonreír y con miles de lágrimas de emoción por compartir y, si me apuras, con un punto de locura para hacer más llevaderas las tardes de miedo.
A ti querido Paco, te escribo, te lo debía, lo sentía, te lo agradezco. Seguiré soñando, a tu lado no dejaré de hacerlo.
muy emotivo, verdadero y conmovedor
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario. Me emocionan sus palabras hacia mi humilde texto pero todos los honores son para el Torero, que fue quien provocó tantos sentimientos, fuera y dentro del ruedo. Un saludo.
EliminarLlegue por casualidad ha este Blog, y vaya que sorpresa, leer esto transmite mucho y mas cuando hablas de uno de mis Toreros favoritos. Este año me toco ver por primera vez en una plaza de Toros a Paco Ureña en Guadalajara (México), una sola tarde anunciado, no corto orejas, pero lo que expreso ese día en su presentación y con la verdad que toreo los aficionados salimos muy felices, unos naturales inmensos de cartel. Una tarde que recuerdo mucho, la sencillez del torero y su humildad son enormes, para esa corrida manda hacer un cuadro de un natural de el en Sevilla, quería tener un recuerdo de el (porque no sabemos cuando vuelva a Mexico) saliendo de la capilla le pedí que si me lo podía firmar y acepto sin ningún problema, le pedí que si me regalaba una foto y también acepto, y por ultimo le dije que si le podía dar un abrazo porque estaba muy emocionado era un sueño que estaba cumpliendo en esos momentos, sonrío y acepto.
ResponderEliminarPaco Ureña es un torero tan noble, que de alguna manera los Toros lo han tratado un poco mal, pero recordar que resistir es ganar.
Nunca caminara solo, todas las mejores vibras y estoy seguro que va a salir de esta y ojalá algún día vuelva a Mexico, de uno de sus seguidores mexicanos.
#FuerzaUreña!!