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DE COLOR Y ORO

Fotografía: Soraya Sanz Martín

 

 

Tras el invierno, marzo trae consigo el comienzo de la temporada taurina. Como cada año, esperaba impaciente verlo salir de nuevo camino a la plaza. Sentada en una escalera, con la mirada fija en la puerta del ascensor, aguardaba el ansiado momento. Mientras tanto, me venían a la mente pasajes de aquel septiembre de despedida; dentro de mí, volvían a renacer los nervios de la espera, el deseo del cruce de miradas, el anhelado abrazo, ese guiño especial y lleno de significado.


Apareció rodeado de los miembros de su cuadrilla. Al cruzarse nuestras miradas entre la gente, en los labios, unas sonrisas se dibujaron. Reaccionamos a la vez con un abrazo espontáneo. Y fue ahí, en ese preciso instante, donde comenzó el diálogo. Un diálogo entre miradas mudas, suspiros que hablaban sin necesidad de ser pronunciados, versos que se escribían al aire, sentimientos que escapaban sin poder ser alcanzados, lágrimas sueltas desviadas en caminos encontrados.


Vestía un terno azul marino y oro, tras un pasado año vistiendo la oscuridad del duelo. Se le notaba radiante de felicidad, con una sonrisa plena y resplandeciente, con una mirada cristalina y transparente como el agua, fluida como el río, inmensa como el mar.


Reapareció lleno de luz, una luz como la del sol que el amanecer le regala el día, como la de la luna que aclara la noche o las estrellas que inspiran a los noctámbulos soñadores. Una luz que brillaba por sí sola, iluminaba a los de alrededor, alumbraba a los tristes, hacía alegres, como a mí, a los ya felices por verle. Era el reflejo del alma, los destellos de épocas pasadas, al fin, la esperanza. Transmitía fuerza y energía, se le escapaba la risa, a pesar de no haberse ido nunca, el torero volvía.


Tras el bullicio de aquella salida del hotel, se presentó ante mí la calma de unas calles adornadas que me guiaban hasta la plaza. En el camino, emocionada por así haberle visto, tenía la sensación de que, en parte, la luz que emanaban sus ojos tenía algo que ver con el ir vestido de color y oro.



Eliana Abellán Sánchez (@Eliana_Abellan)

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