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Mostrando entradas de abril, 2017

MI PRIMERA MADRUGÁ.

Sevilla tiene una noche que solo tiene Sevilla. Una noche donde el amanecer, celoso, coge el relevo, donde la muerte y la vida se unen, donde existe ese algo que las palabras no consiguen definirla. Iba camino de la ciudad que más amo, por esas carreteras llenas de kilómetros que parecen interminables cuando la espera se hace patente en forma de nervios y ansiedades. Mi primera Madrugá aguardaba entre los rincones de alguna calle, en las vísperas de una revirá o en una plaza donde parece que todo es principio y fin. Casi ná . Temprano llegué a San Lorenzo. Había visto varias recogidas del Señor pero ninguna salida. Tras la pleitesía de los Armaos, a la una de la madrugada, una campana daba la hora exacta e inmediantamente sonó el cerrojo de la Basílica, todavía perdura su eco en mis adentros, qué escalofrío me entró por el cuerpo. Minutos más tarde, bajo un silencio sepulcral, vi salir al Señor de Sevilla. Lo miré en medio de una oscuridad rota por flashes que le ilumi