Ella nació en siglos pasados, en tiempos que para algunos ya son olvidados. Es bella, llena de vida, de color, de luz. Le llaman Maestranza, con realeza incluida, y vive a orillas del Guadalquivir donde mira con sus grandes ojos a Triana, un barrio marinero y muy torero. Está custodiada por dos Maestros, Curro Romero y Pepe Luis Vázquez aunque Don Juan Belmonte no le quita la vista de encima desde la otra orilla donde noche y día la vigila. Le encanta recibir a gente en sus tendidos, sentirse la más guapa entre tanto señorío y se emociona viendo hacer el paseíllo a los toreros en su dorado albero. Pero, en los últimos años, hay uno que su sueño entretiene… Él es un hombre elegante con aires del sur, a pesar de haber nacido en Alicante. Todo un galán que en primavera la “ronea” cada vez que viene a verla. Ella, indiferente a comentarios, se deja seducir sin disimulo por su toreo. Es una relación llena de amor, sincera pero emotiva. Muy pasional e íntima, sin horas marca