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Mostrando entradas de mayo, 2014

TOREROS, MI ADMIRACIÓN Y RESPETO

  Fotografía de Héctor Rey   Es tarde, lo sé, pero mis palabras se enmudecieron esta tarde y ahora ya no saben ni que contar. Grito al aire preguntas y recibido silencios por respuestas, no sé explicar lo que siento, o quizá, estoy en un punto que ni sé lo que realmente siento. Si digo que no he llorado, estoy mintiendo; si digo que me duele, sincera estoy siendo. Sé que así es el toreo pero no puedo dejar de sentir miedo. Hoy, en Las Ventas, se derramó sangre en la arena, sangre de hombres que no sé de qué están hechos por dentro, de algo más que yo seguro, de algo más que carne y huesos. Todo fue amargo, nada regalado, porque así lo quiso el toro o el destino lo tenía preparado, quién sabe. Apostar a perder o ganar, tirar la moneda al aire para ver si sale cara o cruz, apretar el corazón para que no se disparen los latidos, luchar por un sueño con forma de triunfo conseguido. Creemos que el toreo es muy sencillo pero entre lágrimas empañando mis sentimientos reflexio

DÁMASO GONZÁLEZ, MAESTRO.

Desde pequeña rondaba su figura por mi casa, no había tertulia taurina donde   su nombre no fuera pronunciado, su valor y temple eran las bases de los comentarios, no hubo ovación que no me fuese contada ni faena que no me fuese relatada, una a una, sin olvidarse ninguna. Pareciera que estuvieran grabadas y fuera imposible borrarlas de la memoria de dos veteranos seguidores con el alma todavía anhelando aquellos tiempos. Sentada en medio de los dos, escuchaba los viajes en Vespa de una provincia a otra, de Alicante a Murcia, pasando por sus taurinos pueblos hasta llegar a Albacete, la ciudad del Maestro. Me mostraron pañuelos y gorras con su nombre escrito, entradas llenas de historias, carteles llenos de memoria. Tantas y tantas veces he escuchado el mismo diálogo, “te acuerdas cuando cortó el rabo en aquella plaza o cuando se metió entre los pitones de aquel enorme toro o cómo acariciaba su embestida con la muleta o de esos naturales eternos o de las estocadas sin puntill